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A partir de ahora, los sacerdotes católicos podrán dar pan y vino a los fieles durante la comunión. Así lo ha decidido la congregación vaticana para el culto. Hasta ahora, en la iglesia católica el vino estaba reservado al sacerdote, a diferencia de los ritos protestante y ortodoxo. ¿Buenas perspectivas para los fabricantes de vino de misa? En absoluto, afirma Roberto Bava, el mayor productor italiano. «El consumo de vino de misa en todo el mundo aumentará como mucho en un 0,5%», calcula. Y es que los sacerdotes no darán a beber el vino del cáliz, sino que sólo sumergirán la hostia en el vino. «Los tragos a escondidas de los sacristanes suponen una cantidad mayor», bromea Bava, que vende anualmente, fundamentalmente en Italia, unas 10.000 botellas de los vinos de misa dulces «Alleluja» -de la variedad Moscato- y «Malvaxia Sincerum» de uvas Malvasia. «Para nosotros es más bien un hobby», afirma Roberto Bava, que se dedica principalmente a la elaboración de Barbera, Barolo y similares. «El vino de misa se vende solo». La inscripción «vinum pro sancta missa» de las etiquetas no deja ninguna duda de que los vinos están destinados exclusivamente a fines litúrgicos.