- Redacción
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- 2002-12-01 00:00:00
«No, no podemos permitirnos barricas de roble», afirma Slim Malaoui con una sonrisa de disculpa, «utilizamos astillas». Malaoui es director de la Cave Viticole de Bou Argoub, situada en el pueblo del mismo nombre, entre Hammamet y la ciudad de Túnez, en la península de Cap Bon, en el norte del país. Esta bodega, fundada en 1947 y perteneciente a un propietario privado desde la década de los 90, se encuentra en medio de las montañas. Alrededor de 250 agricultores la proveen de uvas: Carignan, Cinsault, Mourvèdre, Cabernet Sauvignon, Syrah y Chardonnay. Casi todas las cepas fueron plantadas en la época colonial francesa. Los vinos ya presentan resultados muy dignos: el blanco «Blanc Tradition», elaborado a partir de la uva local Raseghi, los rosados, pero sobre todo los tintos como Cru de Mornag, Château Bou Argoub o Prestige de Mornag. Tienen la frutosidad y el vigor del terruño propios del Mediterráneo. Pero la ambición secreta de Slim Malaoui es vinificar grandes vinos: «Tenemos las condiciones ideales para ello: sol en verano, lluvia en primavera y en invierno, suelos calcáreos permeables». Por desgracia, hay que darle muchas vueltas a cada dinar que se gasta, y las necesidades son muchas. Además, los competidores no descansan. Algunos extranjeros ya han invertido en Cap Bon, como por ejemplo la empresa siciliana Calatrasi. El mercado interno resulta muy complicado. «Y sin embargo, en el islam no existe una prohibición absoluta del alcohol», explica Malaoui. «A mí me gusta tomar vino, aunque no lo hago en público». Los principales compradores son los centros turísticos de la costa. «Pero casi sólo compran tanques de vino sencillo para los turistas de pensión completa». Los tunecinos ya han copiado algunos elementos de marketing de otras regiones: en Château Bou Argoub, una vieja casona próxima a la bodega, se organizan catas y veladas tunecinas para los turistas, con el obligatorio narguilé. En el mercado europeo, la bodega está bien representada. Para Austria se produce el «Vin du Soleil», o vino del sol. Las botellas de Bou Argoub se encuentran en supermercados de toda Europa, aunque siempre entre los productos más baratos. Sin embargo, Slim Malaoui confía en que la calidad de los vinos tunecinos se vaya conociendo. Y en que algún día, tal vez, pueda comprar un par de auténticas barricas de roble.