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Quince restaurantes madrileños han vestido de penitencia sus menús para acogerse a la letra de la ley cuaresmal. El espíritu era otro más goloso, como revivir los platos conventuales que recientemente van apareciendo en recetarios rescatados de los refectorios . La Bodega Barón de Ley, promotora de la iniciativa, rinde homenaje así a su enclave, en pleno Camino de Santiago contigua a un monasterio benedictino del Siglo XVI. Y saca así a la luz la picaresca que ayudó a sobrellevar las rígidas reglas eclesiásticas sobre ayunos y abstinencia, las recetas con ingredientes que en su día podían ofrecer dudas sobre su calificación zoológica, desde el rodaballo hasta el mismísimo capón. O las golosas compensaciones que pasaban por el chocolate “que no rompe el ayuno” o una dulcería muy alimenticia. Los restaurantes que se han prestado a reproducir esos inocentes excesos son Balzac, Don Pelayo, La Giralda, La Misión, Paradís, Sacha, Gaztelupe, Plaza de Chamberí, Huerta de Madrid, La Hoja y La Fuente Quince.