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Los vinicultores de la appellation Fougères del Languedoc-Rosellón predican con el ejemplo. El Consejo de Vinicultores de esta zona, pequeña pero de un calidad internacionalmente reconocida, no ahorra esfuerzos para animar a sus miembros a producir de forma más acorde con la naturaleza. La pauta la marca la lista de principios de la Cámara Agrícola Regional, que lleva el ambicioso nombre de «Gestión racional de los viñedos del Languedoc-Rosellón». Bernard Vidal, el presidente de esta pequeña appellation, escribe: «El cultivo de los viñedos según las directrices de la producción integrada es relativamente sencillo y adaptable, pero los beneficios que supone son casi infinitos». Hace tiempo que el sur de Francia es considerado una mina en lo que se refiere a vinos producidos de forma natural, que presentan una calidad cada vez mayor. En general, los agricultores franceses apuestan por una «política de cultivo verde». Una encuesta reciente indicó que nueve de cada diez agricultores están dispuestos a pasarse a la producción natural o ya la practican.