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El arte, desde la pintura a la cocina, suelen ser experiencias individuales. Pero completar con acierto un cuadro colectivo exige la coordinación ingeniosa y sutil de un menú. Y ese es el invento. Freixenet ha promovido una obra colectiva, compendio del Arte del Vino, en la que Giorgio Serafini coordina la obra pictórica de seis reconocidos artistas: Rafael Bartolozzi, José Luis Fuentetaja, Rafael Griera, Félix Mas, Jordi Rollán y Antonio Vives. El resultado se presentó en Vinexpo en el espacio que Freixenet ocupa en el Club des Marques, donde se instalan las firmas y grupos más relevantes. Estilos y técnicas bien diversas se amalgaman en una tela de enormes dimensiones donde cada uno de los pintores ha plasmado, con realismo o fantasía, en retratos, bodegones o sutiles símbolos su visión del mundo del vino, desde las labores del campo hasta los placeres de la mesa. La obra es, de alguna manera, continuadora de la iconografía que Freixenet y muchas de las bodegas que ahora constituyen su grupo vienen reuniendo a lo largo de su larga historia; esas imágenes acertadas, imborrables, en las que la publicidad es una excusa para la imaginación, para el arte, en esa tendencia tan catalana que, a lo largo del tiempo viene siendo el patronazgo de los artistas por parte de las empresas y que tantas muestras ha dejado para la posteridad. El cuadro surgió a impulsos, sin boceto previo, con un absoluto respeto para cada personalidad, que desembocó en un milagroso ensamblaje, como el que define a los grandes vinos. La visita a Vinexpo ha tenido además otras satisfacciones para Feixenet ya que, en la Olimpiada del Vino, el Chardonnay 99 de René Barbier obtuvo el Trofeo de Oro, que viene a sumarse a la reciente medalla de plata en Londres en el último Wine and Spirit Competition, donde el Morlanda tinto 98 y el blanco 99 recibieron, respectivamente, medalla de oro y bronce.