Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).
Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.
Empresarios vitivinícolas chilenos han anunciado un plan para promover la cepa Carmenère, por ser Chile uno de los pocos países del mundo donde aún se cultiva la casi extinta variedad francesa. Originaria en Burdeos, la Carmenère es una cepa que perdió presencia en el mundo, incluso en Francia, tras el ataque de la filoxera. Chile y Chipre escaparon de la plaga. El plan consiste en unir el vino con el turismo mediante recorridos turísticos a las 12 viñas en la zona del Valle del Maule, a unos 250 kilómetros al sur de Santiago. La iniciativa, bajo el nombre «La Ruta del Vino del Maule», es vital para mantener el avance vitivinícola del país. El Carmenère fue traído a Chile en 1851, pero sólo en 1994 el país comenzó a comercializar vinos que se identificaban con esa cepa. Desde 1997 su demanda ha ido creciendo, lo que se ha reflejado en su precio. Según expertos, mientras en Francia quedarían sólo 10 hectáreas, la superficie plantada de Carmenère en Chile es de 4.719 hectáreas, de las cuales 1.757 están en el Maule. Ello asegura al país sudamericano la posibilidad de mejorar su ingreso en la categoría de vinos «premium» (de calidad) en un momento en que la industria soporta una menor demanda mundial, bajos precios y mayor competencia externa.