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Hasta ahora, muy pocos châteaux bordeleses han dado el paso a la certificación de ecológicos; entre los más conocidos se cuentan Fonroque en Saint-Émilion o Gombaude-Guillot en Pomerol. Recientemente se han sumado otras dos: el 5ème Cru Classé Pontet-Canet en el Médoc y el Premier Cru Guiraud en Sauternes ya tienen el certificado AB (Agence Bio). Xavier Planty, jefe de Guiraud, piensa incluirlo en la contraetiqueta. Alfred Tesseron, propietario de Pontet-Canet (a la izquierda en la foto, junto al gerente de la finca, Jean-Michel Comme) y desde 2006 miembro del Sydicat Biodivin, por contra, prefiere no reseñarlo. “No quiero surfear en la ola de la ecología. Debe ser convincente el vino, no la etiqueta.”