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Oriente Próximo está considerado la cuna de la vinicultura. Los científicos creen que la vid cultivada llegó a nuestras latitudes desde Armenia y Georgia. Tristemente célebre llegó a ser el georgiano José Stalin. El vino que más le gustaba era el semidulce autóctono llamado Khvanchkara. Un vino “de sabor inimitable” que el dictador hizo servir, además de en otras ocasiones, en 1945 durante la Conferencia de Yalta. No está documentado si les gustó entonces a Winston Churchill (izq.) y a Franklin D. Roosevelt (centro), pero sí se sabe lo que sucedió más tarde con este vino: la empresa estadounidense Dozortsev & Sons posee los derechos exclusivos de esta marca. Ahora Georgia quiere volver a comprarlos y ha encargado a Irakli Gwaladse, directora del Parlamento, que lleve a cabo las negociaciones en nombre de su país. “El Khvanchkara forma parte de nuestra ancestral tradición vinícola”, argumenta Gwaladse, y además: “Este vino es una parte importante de la identidad de la industria del vino de Georgia.”