Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).
Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.
Desde tiempos pretéritos el hombre ha elaborado vino por distintas motivaciones. Los griegos lo consideraron regalo de los dioses, y los egipcios le otorgaban propiedades divinas; por la misma inspiración, siglos más tarde los monjes de varias congregaciones extendieron el cultivo del viñedo por toda Europa, unos por razones puramente económicas, y los más, por cuestiones de orgullo. Ricardo Pérez Palacios se ha propuesto ser feliz con su trabajo. Procede este joven idealista de una de las familias de Rioja de gran raigambre vitivinícola. Después de completar su aprendizaje en Francia, en zonas como el Loira o Burdeos, en la Escuela de Blanquefort, o de hacer prácticas en Petrus, la mítica bodega de Pomerol, recaló en esa especie de paraíso vitícola llamado Bierzo. Desde el principio le atrajo llevar a cabo una agricultura razonable, que no incidiera negativamente en el desarrollo natural de la microflora ni la microfauna, procurando no alterar el cultivo enraizado en lo popular. Asegura Ricardo que para respetar a la Madre Tierra es necesario volver al sistema tradicional: “En las viñas viejas de esta comarca es necesario el uso de animales de tiro para su arreglo”. Practica la viticultura ecológica en sus 40 hectáreas, con bastantes coincidencias con el movimiento biodinámico, y además asesora a pequeños agricultores, aunque en las etiquetas de sus vinos no aparece ni una referencia que los identifique como procedentes de cultivo ecológico. Pretende arrancar la pureza, la expresión de cada terruño, separa y embotella aparte las parcelas de características más definidas. En los pocos años de historia de su bodega, sus vinos son ya famosos, tanto en España como en el extranjero. Los Pétalos, Corullón, San Martín, Moncerbal, Las Lamas o La Faraona, que así se llaman sus obras, vienen a afirmar ese movimiento cada vez más fuerte que son los vinos ecológicos en España.
Descendientes de J. Palacios
24500 Villafranca del Bierzo
Tel. 987 540 821. info@djpalacios.com.