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Con sus puros habanos y su ron madurado en barrica, Cuba ya ha demostrado en el pasado que también la economía planificada socialista es capaz de crear productos para el placer de primera calidad. Actualmente, el líder máximo Fidel Castro ha dado el visto bueno a un proyecto que habrá de convertir a Cuba en la primera isla caribeña productora de vino. Los conocimientos necesarios los aportará la bodega italiana Fantinel, que invertirá 20 millones de dólares, en el marco de un acuerdo Joint Venture, para establecer en San Cristóbal, a unos 100 kilómetros al oeste de La Habana, una finca vinícola de 30 hectáreas. Se plantarán Chardonnay, Cabernet sauvignon y Pinot Grigio. En el Joint Venture, cubano en un 51 por ciento e italiano en un 49 por ciento, son los italianos los que deciden el proceso de producción. Con ello, Cuba, junto con México, se convertirá en el país vinicultor más meridional del hemisferio norte. La isla caribeña aspira a producir, a largo plazo, seis millones de botellas de vino por año.
