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Tras los años ochenta, en los que dominaban claramente las variedades blancas en las nuevas plantaciones, los viveros de cepas italianos han tenido que cambiar de orientación. La demanda de cepas tintas ha alcanzado cotas insospechadas: actualmente, la relación es de 65% a 35% a favor de las variedades tintas. Hace sólo 10 años, los productores italianos compraban cepas con una relación de 60% a 40% a favor de las variedades blancas. Es de suponer que este cambio tiene bastante que ver con una evolución del comportamiento del consumidor ante el vino tinto. En los años 80, marcados por el fenómeno yuppi, los triunfos eran despreocupación y refinamiento, y ese estilo de vida combinaba mejor con los vinos blancos que con los tintos, por más pesados. Llama la atención el rápido avance del Merlot. En 1997, la demanda de Merlot superó por primera vez la de Cabernet sauvignon. Con lo cual el Merlot se sitúa en las estadísticas de las plantaciones en segundo lugar, detrás del líder indiscutido Sangiovese. En el mercado de las cepas blancas, la tendencia está cambiando. La compra de Sauvignon y Chardonnay descendió en 31 y 7% respectivamente. Destaca el virado hacia las variedades autóctonas Trebbiano, Mos-cato, Gargenega y Prosecco, que actualmente se plantan como nunca.