- Redacción
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- 1998-12-01 00:00:00
El grupo de productos de lujo LVMH (Louis Vouitton-Moët Hennessy) ha saltado a la primera plana por un doble motivo. Por una parte, está la decisión de comercializar un whisky con el nombre de Hennessy; por otra, su triunfo en el tribunal mercantil de Burdeos, que permite definitivamente que el grupo se convierta en accionista minoritario de Château d’Yquem.
La decisión de Hennessy de comercializar en Japón un whisky con su misma marca ha causado indignación en los círculos del coñac. Con esta decisión, Hennessy no sólo pretendía desarrollar su posición en el mercado japonés en plena crisis del coñac, sino al mismo tiempo hacerle daño a su máximo competidor, el gigante japonés de las bebidas Suntory.
¿Whisky mejor que coñac?
Suntory es propietaria de la marca de coñac Royer, que también es el líder de ventas de whisky en Asia. En una campaña publicitaria lanzada recientemente por Suntory se ensalzaban las ventajas del whisky en comparación con el coñac.
A principios de Agosto, después de grandes protestas por parte de los productores de coñac, Suntory firmó una declaración en la que se comprometía a renunciar en el futuro a ese tipo de publicidad comparativa. Ahora, su competidor Hennessy ha aprovechado el armisticio para lanzar el polémico whisky (irlandés). En una declaración del 8 de Septiembre, la asociación de viticultores de Cognac (BNIC) protestó contra la decisión de Hennessy y amenazó con emprender acciones judiciales.
LVMH, definitivamente en Yquem.
En estas circunstancias recobra actualidad otra noticia. Como ya informamos en su momento, es casi seguro que el grupo de productos de lujo LVMH entre como accionista minoritario (37,49%) en la sociedad de explotación de Château d’Yquem. Así se desprende de una decisión del tribunal mercantil de Burdeos. A la vista de la noticia anterior, es comprensible que Alexandre de Lur Saluces declare que hará todo lo posible para que Yquem conserve su puesto entre las grandes bodegas del mundo. Ello incluye, entre otras cosas, seguir luchando por que el polémico paquete de acciones de LVMH -pero sobre todo las participaciones de su hermano Eugène, que garantizarían de facto la mayoría a LVMH- no pueda cambiar de dueño, algo que según Alexandre prohíbe un contrato sucesorio del año 1968.