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La influencia del vino es innegable, y no sólo en el bebedor, sino en el paisaje geográfico, socioeconómico, humano y cultural que lo determina. Así lo entiende la Red Europea de Ciudades del Vino (Recevin) y la correspondiente asociación española, y lo demostraron en Alcázar de San Juan y Tomelloso, del 26 al 29 de Noviembre. Las dos villas vitivinícolas se convirtieron en sedes de la I Semana Europea del Vino en la que se debatieron importantes asuntos medioambientales, técnicos, culturales o en torno a la salud. El programa se completó con catas internacionales y degustaciones de vinos y platos, hasta la cena de clausura presidida por la Ministra de Agricultura.
