- Redacción
- •
- 1999-01-01 00:00:00
Si geografía, suelo y clima son factores diferenciadores de la Rioja Alavesa, su viticultura y prácticas enológicas contribuyen igualmente a esa especificidad que el buen consumidor aprecia y reclama. En efecto, el viñedo alavés goza de excelente salud debido al buen drenaje de sus suelos, la óptima insolación, y la bondad climática. Ello ha permitido que sus varietales, sobre todo la mayoritaria uva Tempranillo, encuentren las condiciones perfectas para su cultivo y maduración. Por otra parte, la existencia de una gran parte de viñedos de pequeña extensión permite al viticultor un cuidado familiar y delicado, lo que posibilita unas vendimias excelentes. Este minifundio es la base de la elaboración del vino alavés de “maceración carbónica” popularmente conocido como de cosechero. Y es que el cepaje es otro de los factores de calidad de los vinos de la Rioja Alavesa. Veamos las principales viníferas cultivadas y amparadas por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja:
Tempranillo. Esta variedad, la más extendida de la zona, con cerca del 80% de la superficie del viñedo, se considera autóctona de la Rioja, aunque se cultiva en otras zonas con ligeras variaciones propias de la adaptación en cada lugar. Proporciona vinos suaves, de intenso color, muy frescos y frutosos, si se consumen jóvenes. Si se le somete a crianza en roble, su color es bastante estable y alcanza un extraordinario y complejo buqué. Son muy glicéricos y aterciopelados con buen equilibrio y una acidez y grados moderados. Su nombre está relacionado a la temprana maduración de sus bayas.
Graciano. Variedad tinta autóctona de Rioja, y una de sus más antiguas viñas, pese a lo cual su presencia en la subzona es muy escasa, y su aportación a los vinos casi testimonial, salvo en la zona de Labastida. Sus mostos son de color rojo vivo, aromáticos, con un perfume muy característico que ha contribuido a la personalidad del vino riojano. Su cultivo se está recuperando.
Mazuelo. Es un varietal poco extendido en la Rioja Alavesa pero de indudable importancia, ya que al ser rico en taninos y materia colorante, algo neutro y con cierta acidez fija, le hacen un compañero de coupage ideal de la Tempranillo. Sus vinos son rojos-rubí muy vivos cuando son jóvenes, y con crianza adquieren los tonos tejas característicos.
Son sinónimos la Cariñena y la Carignan noir francesa, que es la uva más abundante en los viñedos franceses.
Garnacha tinta. Variedad bastante rústica, resistente a las enfermedades y a la sequía, es la cepa de uva tinta más extendida en los viñedos españoles. Sus vinos tienen aromas muy frutosos y aromáticos cuando son jóvenes, por lo que se la suele utilizar para la elaboración de vinos rosados.
Viura. Es la variedad blanca más utilizada en Rioja, donde tradicionalmente sus vinos se han envejecido en barrica, por el buen resultado obtenido y la resistencia a la oxidación. Da vinos de color pálido, con acidez suficiente tanto para beberlos jóvenes como con crianza. Su aportación en los jóvenes de maceración carbónica es muy importante, ya que se suele utilizar en un porcentaje que oscila entre el 10% y el 20%.
Malvasía. Uva blanca, muy aromática. Sus vinos son de color dorado, frutosos y frescos si se beben jóvenes, aunque tienden a oxidarse con el tiempo. No se consideran del mismo tronco las famosas malvasías esparcidas por todo el mundo.
Dos ejemplos de vinos basados en estos varietales son el “Graciano 96” de Contino, de finos y complejos aromas especiados, cuya estructura se cimenta en los elegantes taninos y una justa acidez; y el “Artadi Grandes Añadas” 94, a base de un Tempranillo de cepas muy viejas, criado en barrica nueva de Allier, que ofrece una impresionante frutosidad, muy característica, a moras silvestres y grosella. Es un vino muy corpulento, equilibrado y potente, al que no se le notan sus 14 grados.