- Redacción
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- 1999-10-01 00:00:00
Las garantías de calidad y origen para los vinos de Rioja desde la vendimia
La imagen de rigor y seriedad que ofrece la actuación del Consejo Regulador transmite seguridad y confianza a los consumidores y ha sido determinante para alcanzar la posición preeminente que los vinos de Rioja ocupan en el mercado español. La vendimia es uno de los momentos claves en que se aplica el completo sistema de control establecido por el Consejo para garantizar el origen y calidad de los vinos producidos en la Denominación.
Durante el transcurso de la vendimia, los Servicios de Inspección del Consejo controlan los traslados de uvas, vigilan las zonas limítrofes de la Denominación, verifican la calidad de las uvas y coordinan a los más de 150 “auxiliares de vendimia” que el Consejo contrata expresamente para controlar el pesaje de toda la producción de uva en cada una de las básculas ubicadas en los centros de elaboración.
Para poder elaborar o vender uva con derecho al uso de la Denominación de Origen Calificada Rioja, los más de 18.000 titulares de viñedos actualmente existentes en Rioja deben poseer un documento acreditativo “cartilla de viticultor” en el que figuran la superficie de viñedo inscrito y el rendimiento máximo en Kgs. de uva que se le autoriza de acuerdo a lo establecido en el Reglamento, es decir, 6.500 kgs. por hectárea para las variedades tintas y 9.000 kgs. para las variedades blancas.
Además, el derecho al uso de la D.O. para la producción obtenida por cada viticultor está condicionado al cumplimiento previo de las prácticas de cultivo autorizadas y al pesaje de las uvas vendimiadas en presencia del vigilante del Consejo, lo cual permite garantizar el volumen real de cosecha obtenido en la Denominación. En toda bodega de elaboración, sea de cosechero, cooperativa o firma comercial, para cada partida de uva que entra en la misma, se extiende el correspondiente talón de pesada, individualizado por clase de uva, tinta o blanca, y por las localidades de procedencia de las mismas.
Toda bodega que desee elaborar vino tiene que comunicarlo al Consejo Regulador con antelación suficiente, indicando la fecha de iniciación o apertura de recogida de uvas, así como los puntos o lugares donde ésta se efectúe e incluso el horario de recepción, ya que toda la uva debe pesarse en presencia del vigilante del Consejo. Una vez finalizada la vendimia, las firmas comerciales elaboradoras, independientemente de la declaración de cosecha efectuada por el viticultor, remitirán al Consejo Regulador los talones justificativos de cada partida de uva adquirida, con la relación nominal de los vendedores y datos de cosecha.