- Redacción
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- 1999-12-01 00:00:00
En el norte de África hay cinco territorios de nacionalidad española: los peñones de Alhucemas y de La Gomera, las islas Chafarinas y las ciudades de Melilla y Ceuta.
Lo primero que destaca de Ceuta es su neto carácter marinero, su naturaleza de puerto inmemorial, un abrigo que ya utilizaron cartagineses y romanos. Por Ceuta se pasa de continente a continente y de mar a mar. De Europa a África y de Mediterráneo a Atlántico. Este no es un vulgar cruce de caminos. Ceuta es un punto estratégico. Por eso mismo tiene una historia agitada. Llave del Estrecho, como Gibraltar: siempre deseada y mil veces asaltada. ¡Si será verdad que la fundó un tataranieto de Noé! Ceuta es una ciudad básicamente militar, un baluarte marino. Lo fue con los cartagineses y luego con los romanos. Y con los árabes (que la utilizaron como cabeza de puente en las sucesivas invasiones de la península Ibérica), y con los bizantinos, y con los portugueses, y con los españoles. Los portugueses, concretamente, tomaron Ceuta en el año 1415. Cuando Felipe ll accedió al trono de Portugal fue portuguesa y española, y cuando Portugal y España se separaron, ya en 1640, se planteó en Ceuta un plebiscito: España o Portugal; los ceutíes votaron ser españoles, y hasta ahora.
Monumentos del sobrio arte militar en una ciudad siempre a la defensiva: las Murallas Reales y el Foso. Hay allí una ermita de San Antonio y no muy lejos el castillo del Desnarigado, cuyo nombre se atribuye a un pirata berberisco que perdió la nariz en una refriega. En la ciudad, la plaza principal es la de la Constitución, o de África, donde está la catedral y el Santuario de Nuestra Señora de África. Esta es la patrona de Ceuta y, como no podía ser menos en una ciudad de tales características, es una Virgen que tiene bastón de mando, es gobernadora y alcaldesa perpetua, y recibe honores de Capitán General cuando pasea por sus dominios espirituales. La Ceuta moderna es un conglomerado activo en el que ya lo militar no prepondera, sino que se codea con el comercio y el turismo.
Melilla, entre dos cabos, el de Agua y el de Tres Forcas. Como en Ceuta, hay una Melilla vieja, la antigua Rusadir, colocada en una peña caliza sobre el mar. La Melilla vieja es una fortaleza con sus callejas arbitrarias, muy desordenadas. La Melilla nueva, por contra, es geométrica y rectilínea. La vieja es el peñasco y la nueva el llano. Este fortín milenario, factoría fenicia, colonia romana, arrasada y domeñada por visigodos, normandos, bizantinos y árabes; fortificada por Abderramán lll antes del primer milenio de la era cristiana... hasta que llegaron las huestes del duque de Medina-Sidonia, mandadas por don Pedro Estopiñán, bajo la férula de las católicas majestades Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
Luz y blancor: Melilla árabe y española, militar y comerciante, puerto franco, fondeadero y cuartel. La Mella Vieja -El Pueblo- un bastión donde conviven moros y cristianos.