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El Camino de Santiago no ha perdido su carácter hospitalario y generoso para los peregrinos. Esta vez el Consejo Regulador de vinos de Navarra se encargó de mantener vivo ese espíritu, y para ello instaló durante el verano unas paradas en las que repostar el combustible tradicional del Camino: sus vinos. Lo hizo en el albergue de los Padres Reparadores de Puente La Reina, y hasta el cierre, a mediados de septiembre, sirvieron más de 5.000 copas, que equivalen a 336 botellas de rosado y 240 de tinto joven. Vinos ligeros y afrutados, de Tempranillo y Garnacha, para hacer más llevadero el ejercicio. La iniciativa, bajo el lema “Con buen vino se hace el Camino”, ha permitido a muchos foráneos conocer y apreciar la calidad del vino navarro.