- Redacción
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- 2000-01-01 00:00:00
Suele ser el otoño madrileño la época del año con mayor oferta de actividades culturales. Numerosas citas para todos los gustos que, desde hace ya tiempo, se suceden a lo largo de una estación en la que, posiblemente, Madrid muestra su mejor rostro. Un rostro que ahora resplandece cada año con la presencia de PRIMER, la fiesta del vino recién llegado, el gozo de recibir al tinto joven elaborado por el método tradicional de la “maceración carbónica”. En efecto, una fiesta en la que pueden catarse, en absoluta primicia, los vinos del año apenas salidos de las cubas de fermentación, a muy pocos meses de acabada la vendimia.
Al igual que en 1998, en Primer ’99 estuvieron presentes no sólo los Riojas. Allí se hallaban también los Cariñena y los Toro, los Jumilla y Yecla, los vinos de Madrid, de La Mancha, del Bierzo y de Somontano, del lejano Valle de la Orotava y de sus vecinos de Tacoronte-Acentejo, de Bullas, de Valdepeñas, de Valdevimbre-Los Oteros, de la Tierra de Castilla y, en fin, de Rías Baixas, que nos sorprendió a todos presentando un magnífico blanco: 28 vinos, un notable salto respecto a los 19 del pasado año. Todos se apuntan para converger en la gran fiesta de quienes aman al vino, que los días 26, 27 y 28 del pasado noviembre celebramos en Florida Park, en el interior de un parque emblemático para los madrileños: El Retiro.
Dedicado el primer día en exclusiva a los profesionales, una nutrida y formada asistencia ya hacía augurar el notable éxito de público de los siguientes dos días de puertas abiertas. Varias veces hubo de interrumpirse en la puerta el flujo de aficionados para que los presentes pudieran catar desahogadamente cada uno de los vinos. Y el público aguantó las esperas, pacientemente, sin un mal gesto, participando de antemano de lo que ya es esta muestra de los vinos de maceración carbónica: un gozoso ritual.
Primer ’99 ofreció a todos sus visitantes la posibilidad de contrastar calidades, de cerrar negocios, de comprar buen vino a buen precio cuando aún no se halla en los mercados, y de participar en la elección del mejor vino presente en la muestra, una votación que resultó muy ajustada y que este año dio sus preferencias al vino de la bodega riojana Remírez de Ganuza.
“PRIMER” regresará el próximo otoño ampliado, con más actividades, con el firme propósito de que, más pronto que tarde, todo Madrid pueda participar de la fiesta.
Quesos y embutidos para los mejores vinos
No sólo de vino vive el hombre, claro está, si los mostradores donde eran servidas las joyas enológicas desaparecían de nuestra vista, literalmente rodeados por los muchos asistentes, el rincón dedicado a quesos y embutidos resultó ser, como ocurre con frecuencia, el concurrido mentidero de Primer ‘99. El público pudo saborear, de manera muy generosa, los productos de Lácteas García Baquero, quesos manchegos curados y viejos elaborados con leche de oveja manchega, o la estimulante variedad que presentaba Queseros Artesanos, una Organización de productores que agrupa a unos 120 pequeños queseros y que se ha propuesto proteger un gran patrimonio gastronómico y alimentario.
También estuvo presente la D.O. Roncal, que obsequió a los visitantes de Primer ’99 con unos soberbios quesos artesanos en los que no ha lugar para productos ajenos a la leche, el cuajo y la sal, con todo el sabor y aroma de estos productos tradicionales. Finalmente, nos queda el jamón: suele también suceder que su presencia atrae como un imán. En este caso la expectación y el arremolinamiento también estaban plenamente justificados: la empresa Montanegra S.L., pero sobre todo el cortador, no daban abasto para satisfacer la incesante demanda de jamón y lomo de cerdo ibérico que la empresa cría y engorda, o selecciona, en Nogales, provincia de Badajoz.
Cuatro joyas gastronómicas que ponen muy alto el listón de calidad y variedad para próximas convocatorias.