Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).
Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.
Además de los vinos dulces, en los que el azúcar contribuye con un aporte calórico extra, los vinos secos también añaden calorías debido al alcohol. Este incremento calórico del alcohol no necesariamente repercute negativamente en el equilibrio nutricional de las personas. Una cantidad que oscila entre un cuarto y la mitad de una botella de vino por día -o, lo que es igual, de una a dos buenas copas-, dependiendo de la envergadura de la persona y sexo, no interfiere en la dieta. Al contrario, el vino tomado así rebaja el riesgo de mortalidad prematura por causas coronarias y aumenta la proporción de colesterol bueno en sangre.