• Redacción
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• 2002-12-01 00:00:00

Nuevos tiempos corren para el mundo del vino. Un ritmo trepidante de modernización que no resulta ajeno en el Grupo Gurpegui, quien ha abierto sus puertas de par en par a un futuro que, en su caso, ya es presente.

El primer síntoma de su vocación aperturista comenzó a apreciarse, hace apenas media década, renovando a fondo y desde dentro la estructura empresarial compartiendo los puestos de responsabilidad con profesionales ajenos al patronímico familiar. Pero la revolución definitiva, cuyos resultados han empezado ya a percibirse en forma de éxitos reconocidos, ha llegado con la incorporación de Jacques Humeau al staff de bodega, en calidad de director técnico y de I+D.

Este aventajado alumno de Peynaud, este enólogo de origen bordelés que ha recorrido los cinco continentes bodegueros haciendo posible el “más difícil todavía” es, sin lugar a dudas, el fichaje estrella del Grupo. Gurpegui no ha escatimado recursos a la hora de cotizar el prestigio internacionalmente reconocido de Jacques Humeau quien, entretanto, se muestra sereno aunque un poco abrumado por la expectación que ha causado su desembarco en estas bodegas españolas y trabaja, del viñedo a los depósitos y de la selección a las barricas, con toda la libertad que requiere el ingenio y la clarividencia de un auténtico wine-maker.

Al equipo humano que lleva las riendas de este imperio vitivinícola de origen familiar no se le escapa la complejidad de la demanda actual de los mercados ni la creciente expertización de los consumidores. El desafío ha dejado de ser “hacerlo bien” para empezar a hacerlo mejor y antes que los demás. Para conseguirlo, el criterio empresarial del Grupo pasa por la diversificación controlada, aprovechando de cada una de las firmas que lo integran lo mejor de si misma. Así, en Rioja nos encontramos con dos bodegas, la centenaria Berceo donde se sigue apostando por elaborar vinos con unas señas de identidad típicamente riojanas, mientras San Adrián ofrece las condiciones óptimas para desarrollar todos los proyectos de I+D y la elaboración de nuevos vinos. La reciente renovación de sus instalaciones permitirá apreciar importantes novedades en breve.
En Navarra se están llevando a cabo profundos cambios en la idea de potenciar las elaboraciones al estilo Nuevo Mundo. Vinos renovados de corte moderno que, sin perder la esencia de su origen, ofrezcan un perfil elegante y cosmopolita.

Pero la revolución en el seno del Grupo no acaba aquí. Muy al contrario, hace apenas un año ha comenzado a desarrollar un proyecto único, el “concepto Gurpegui”, que consiste en elaborar vinos allá donde la máxima calidad se pague a su justo precio. Sin imposiciones, sin dependencias. Con el mundo entero por viñedo, y con una implicación plena desde la selección de la mejor materia prima, de España a Australia, hasta el control directo y personal en la elaboración de cada vino. Este planteamiento ha visto la luz con la comercialización a un precio irresistible de un Gurpegui blanco joven producido en Sudáfrica, en el Valle de Robertson, así como un tinto joven procedente de Tierra de Castilla, o la gran revelación del Barón de Gurpegui reserva, nacido en el corazón del valle chileno de Lontué.

Si los críticos han reconocido la relación precio/calidad del clásico Cinco Viñas calificándolo de “vino milagro”, no hay duda que algo importante está ocurriendo en el Grupo Gurpegui.

Y éste sólo es el principio.