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Un lustro nos contempla

  • Redacción
  • 2003-01-01 00:00:00

Y van cinco, un lustro lleno de esplendor aromático, de colores encendidos, de placer báquico en su más genuina y primigenia expresión. Porque no hace falta ser un navegante del pasado para suponer que los vinos de las bacanales eras tintos de maceración carbónica, la forma primera y más elemental de elaborar vino. Y la más arriesgada, porque la tecnología no sirve de mucho, ni aporta prácticamente nada, a la hora de obtener vino por fermentación espontánea del mosto producido por el peso de las propias uvas.
Primer, que nació con el aire aventurero de un viaje hacia los orígenes, ya se ha consolidado como la cita anual de todos los amantes del vino joven, pura sangre fresca de la uva recién cortada, encuentro de Valpurgis dionisíacos que nos rejuvenecemos con cada añada. Y la del 2002 viene preñada de dificultades, con heladas y lluvias inoportunas, entreverada de podredumbre. Año difícil, año de enólogos, que ha producido vinos de maceración carbónica exultantes, pletóricos de aromas frutosos y florales. Vinos mejores que el año pasado, más limpios, más redondos y suaves, con una boca ligeramente golosa, excitada por leve cosquilleo del resto festivo de gas carbónico. Desde la perspectiva de estos cinco años, podemos congratularnos por haber convertido su aparición en la madrileña estación de Atocha en una fiesta cada vez más concurrida. Algo absolutamente vital, ya que el vino de maceración carbónica, que es la madre de todos los vinos, corre serio peligro de extinguirse debido a las dificultades que entraña su proceso de elaboración, unido a los precios elevados de la uva madura y sana, única con la que puede conseguirse la imprescindible calidad. La tentación de pasarse a la crianza era y es demasiado grande, si los vinos de maceración carbónica no se valoran justamente. Y para eso hay que conocerlos. Y no de una manera superficial, sino en contacto con los propios elaboradores, tal como se hace en Primer. Tal vez resulte un poco presuntuoso, pero pienso que el hecho de que cada año haya más zonas y bodegas elaborando excelentes vinos primeros tiene algo que ver con este viaje de la ilusión a la popularidad iniciado hace cinco años. Que dure.

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