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Vinos de maceración carbónica Jóvenes preparados

  • Redacción
  • 2003-01-01 00:00:00

“Por San Andrés, el vino nuevo viejo es: más que un refrán, una coartada para probar sin demora los primeros vinos del año. Fragantes, divertidos, carnosos y vivaces, los vinos jóvenes, en especial los elaborados con maceración carbónica, encierran todas esas virtudes pasajeras, flor de unos días, que el paso del tiempo hará desaparecer. Cierto es que no son vinos muy valorados en España, acostumbrados por siglos al complejo buqué de los vinos maduros. Recuerdo con placer una visita a Alsacia en plena vendimia. Allí en todos los establecimientos dedicados al vino, bodegas incluidas, ofrecían solo durante dos semanas (supongo que seguirán con esa buena costumbre) una especie de burbujeante y lechoso vino, pura fruta en sus aromas y de acídulo paladar. Maravilloso. Aquí, los elaboradores procuran desarrollar un estilo propio, algo que nos separe definitivamente de la inevitable comparación con el Beaujolais. Por ejemplo, unos apuran mucho la fermentación intracelular. Otros prefieren aportar un toque de madera, procurando que el vino haga la fermentación maloláctica en barrica, un proceso que aporta, además de los agradables aromas de tostados y especias, bastante estructura. Y los hay que desarrollan técnicas muy personales para inundar de color y carnosidad a unos vinos que evolucionarán estupendamente a lo largo del año.

Un año para el profesional Pero 2002 ha sido una cosecha laboriosa y muy difícil en la mayoría de las comarcas vitivinícolas, solo apta para los mejores profesionales. El tiempo no ha acompañado el ciclo vegetal como hubiéramos deseado, el verano no ha sido caluroso, y en plena vendimia las lluvias han deslucido la cosecha. No obstante, salvo que el año venga complicado, como ha sido este 2002, las condiciones para elaborar vinos con maceración carbónica suelen ser muy favorables en toda España, y más aún al sur del Sistema Central. En las viñas de Murcia, de Valencia, Extremadura o de la inmensidad manchega, la vendimia puede comenzar en agosto. Hay un ejemplo extremo en el Castillo de Alhambra, un milagroso y aromático vino temprano, que tuve la suerte de probar -y después disfrutarlo- a mediados de octubre. No comprendo cómo la bodega no aprovecha mejor esta coyuntura única para inundar el mercado con este vino nuevo, cuando todavía a los Beaujolais les falta un mes para nacer. Y lo mismo puede decirse de la mayoría de nuestros vinos jóvenes, que en absoluto deberían ser tratados como una bagatela, pues además del tesoro de aromas que encierran, han sido elaborados con variedades que normalmente se utilizan para hacer vinos de guarda.

La excelencia no se improvisa Acaba de clausurarse el salón “Primer”, la mayor reunión de vinos de maceración carbónica de España, una muestra que ya va por su quinta edición en Madrid. Un escaparate de los mejores vinos jóvenes, muchos de ellos apenas recién terminados.
Allí pudimos ver la marcha que llevan las dos cooperativas de Albacete, la de Higueruela y la de Alpera. Una Garnacha tintorera que se ha abierto camino entre las variedades más apreciadas. El riojano Bécquer, de Amador Escudero, apunta en esta cosecha una mayor concentración, lo mismo que el Luberri, que es todo un canto a la fruta fresca. Muy bien estructurado el de Remírez de Ganuza. Alegre el de Luis Alegre, y estupendo el Murmurón, con el poderío al que nos tiene acostumbrados. En general los riojanos han venido con mucha estructura y gran limpieza. Uno de los mejores es el Biurko, de una excelente potencia aromática y sensual carnosidad. Artadi me ha gustado, floral y carnoso, parecido al Valdelana, a pesar de las dificultades del año por aquellas tierras. Los que se superan año tras año son los de las islas. Creo que la maceración le viene ideal a la Listán negro, vinos muy originales, diferentes. Ventura de Vega, de Ribera del Guadiana, ha dado un salto espectacular con su Cadencia. Y los de Toro no pueden ser más distintos. Uno, el Primero de Fariña es todo fruta y delicadeza. El Viña Saúco de Wences es todo potencia y estructura. Una sorpresa agradable ha sido el vino elaborado en la sierra de Sevilla, de un paladar muy agradable. Un año más el del Bierzo Prada a Tope se alinea entre los mejores. No deja de sorprender el Viñas del Vero, un tinto en el que el varietal se expresa mucho mejor que en algunas regiones donde esta cepa lleva siglos de arraigo. En general nos quedamos con la sensación de haber catado los vinos más terminados que otros años. Así que no esperen mucho para beberlos, que estos niños crecen muy deprisa.

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