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La pasión por los vinos tintos y por la calidad ha llevado a un grupo de técnicos extranjeros a instalarse en La Rioja, en Villaseca. Adquirieron, en el año 1999, una casa antigua, la reconstruyeron íntegramente y la acondicionaron como bodega. Su nombre, Castillo de Oia. Su filosofía: elaborar alta calidad y no cantidad. Como tope tienen las 60.000 botellas, aunque de la primera cosecha que ya ha salido al mercado, la del 2000, sólo se ha llegado a las 28.000 de su marca Castillo de Oia Vendimia Seleccionada y el Crianza.
