- Redacción
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- 2004-02-01 00:00:00
Alta tecnología para un vino mejor: en el marco del proyecto Baco (Bacchus), se captan por satélite viñedos de Italia, Francia, España y Portugal. ¿Qué tiene que ver la Agencia Espacial Europea (ESA) con la viticultura? Muy poco, en realidad, según se desprende de las declaraciones de prensa del proyecto Baco: «Cualquier aficionado al vino podría explicar que el sabor característico de una variedad de uva se debe a factores locales como el tipo de suelo, el microclima, la altura y el grado de inclinación del terreno», así reza el texto, un tanto enrevesado. «Por ello, y con el fin de garantizar la calidad, las regiones (y subregiones) vinícolas están legalmente definidas; se llaman Denominaciones de Origen Protegidas». A cambio, la ESA está especializada en un campo científico desconocido para los vinicultores: la fotografía de satélite. Hablan de «fotografías multiespectrales con una resolución de 0,65 metros reales» y de «imágenes geo-referenciales». No es probable que los vinicultores entiendan mucho de esto. Hoy, científicos y vinicultores trabajan codo con codo en el proyecto Baco: hasta el año 2005, los satélites QuickBIRD e IKONOS, de la ESA, harán un registro fotográfico de viñedos en Italia, Francia, España y Portugal. Las primeras fotos se han hecho este año en la región de Frascati. En las imágenes no sólo se distingue la extensión de las superficies plantadas, sino también la constitución del suelo, la orientación de las parcelas, la incidencia de los rayos del sol e incluso el grado de humedad. Todos estos datos se introducen en un sistema de información geográfica (GIS) al que pronto tendrán acceso los vinicultores. «Esto facilita, por ejemplo, la elección de la variedad», explica Luigi Fusco de la ESA. Además, así se puede determinar cuáles son las mejores superficies, o las peores, dependiendo de si se desea plantar o arrancar cepas. Como los viñedos no se fotografían una sola vez sino muchas a lo largo del año, los usuarios con un poco de experiencia quizá puedan llegar a descubrir en las fotografías incluso el estado de salud de las uvas, detectar si están atacadas por parásitos o determinar el momento óptimo para la vendimia. El consorcio Baco cuenta con el apoyo de 14 entidades públicas y privadas, entre ellas los gobiernos de España y Portugal, la asociación central de las cooperativas francesas de vinicultores y los consorcios de las regiones italianas DOC de Frascati y Prosecco. La UE aporta alrededor de 2,3 millones de euros. Su objetivo no es sólo la calidad del vino: pretende llevar a cabo -por fin- un catastro completo, y sobre todo correcto, de la vinicultura de todos los países miembros. Ya que algún que otro país no atiende ni a advertencias ni a amonestaciones, ahora la ESA deberá aportar la ansiada visión general, plantaciones ilegales incluidas...