- Redacción
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- 2004-04-01 00:00:00
Lo que comenzó como un viaje turístico acabó siendo un descubrimiento que marcaría toda una vida dedicada al vino. Hay en Soria, el lado menos conocido de Ribera del Duero, un viñedo que parece sumido en una lenta agonía. Pequeños vidueños de cepas retorcidas, que en muchos casos han llegado a la desaparición debido a la edad avanzada de los viticultores que los mantenían en pie y con salud. Un panorama nada halagüeño para un soriano que ama a su tierra como Miguel Sánchez, durante muchos años dedicado con todos los sentidos al mundo del vino, y al que siempre he visto entusiasmado por su trabajo. Volcado en la distribución, por sus manos han pasado millones de botellas, todas ellas tratadas con profesionalidad y eficacia. Ha sido la principal razón para que no pudiera dedicarle un poco de su valioso tiempo a repasar y conocer más a fondo aquella tierra. Hace ya unos años, y enseñándole la Ribera a un forastero, se dio cuenta del tesoro que languidecía lentamente. Llevado por la ilusión de levantar algún día el nivel de la Ribera del Duero de Soria, comenzó en el pueblo de Atauta a comprar unas pequeñas parcelas de viñedos muy viejos, algunos semi abandonados, prefiloxéricos: en fin, un viñedo único. Compró doce hectáreas en total, y ahora controla unas 35 más. Lo que comenzó con un proyecto más bien de pequeña bodega, se ha convertido en una empresa muy interesante. Involucró en el proyecto a sus hijos, Enma y Miguel Ángel, -ellos accedieron con entusiasmo- y para la dirección técnica trajo al francés Bertrand Sourdais, con experiencia en viñedos de varios Châteaux de Mèdoc, en Chile y en el Priorat. Comenzó la construcción de una bodega en Atauta (ya lista a falta de pequeños detalles). Con toda esta materia prima y la manera de pensar de Miguel no podía ser una bodega más, para un solo vino bueno. Elabora unas 90.000 botellas de un vino de crianza (aunque con la contraetiqueta de joven) Llamado «Dominio de Atauta», mientras que las parcelas con más carácter se vinifican aparte. Hasta ahora ha sacado cinco vinos de pagos diferentes: La Mala (así le llamaba el antiguo dueño a la viña por su escasa producción), San Juan, La Roza, Valdegatiles y este que traemos a esta página llamado Llanos del Almendro. Sale de los viñedos más «jóvenes» de estos pagos especiales, de «sólo» 57 años de edad, como es un pago minúsculo, y se llenaron seis barricas que sirvieron para completar 1.600 botellas. Llanos del Almendro 2001 Bodega: Bodegas Dominio de Atauta Precio previsto por unidad:95 € Variedad: Tinto fino. Número de botellas: 1.600 Salida al mercado: finales de 2004.