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Muchas cabezas tienen muchas ideas. Esto suponía la Asociación Integral de Vinicultores y Comerciantes de Vino de Burdeos (CIVB) y pidió a sus miembros que buscaran vías para salir de la actual crisis de ventas. En 2003, los bordeleses vendieron 5,7 millones de hectolitros de vino, un 12 por ciento menos que hace cinco años. Numerosas empresas están al borde de la bancarrota.
El «brainstorming» ha producido quince propuestas más o menos sólidas, que se discutirán en julio en el seno de la asociación. Las más importantes son: introducción de una reserva de calidad para las denominaciones más sencillas de Burdeos, Médoc y las cinco Côtes de Bordeaux (en buenos años se reserva cierta cantidad de vino para tiempos peores, una medida que ha demostrado su eficacia en la Champagne); rigurosos controles de calidad; reestructuración de la superficie de viñedos; una reglamentación más rígida para la denominación «château»; rejuvenecimiento de la imagen del vino de Burdeos por medio de una publicidad adecuada, pero también con embalajes innovadores como botellas de tapón de rosca o Bag-in-Box; fomento del turismo del vino; posicionamiento de Burdeos como capital mundial del vino. Fueron rechazadas otras propuestas como la introducción de vinos varietales y del país, arrancar cepas y utilizar chips de roble.