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Como rezan las escrituras recogidas por la familia propietaria de El Bodegón, hay constancia desde el año 1728 que este local era un herradero de mulas y molino de aceite. En 1795 ya consta como «la bodega del Grillo», la cual fue una obra muy laboriosa, al ser las tinajas de las que consta la bodega, de grandes dimensiones, y habiendo sido hechas en el sitio. «El Grillo», como así se denomina a los aún dueños del bodegón, fue un bodeguero y mozo de labranza de los mejores de la época, siendo requerido en todos los campos de Daimiel y alrededores. La bodega funcionó hasta 1975, año en el que el abuelo cerró sus puertas. En 1979 y con el propósito de dar un cambio a su vida, los herederos de la bodega decidieron hacer lo que es hoy en día un precioso restaurante. Los dueños actuales (tataranietos del abuelo Grillo) han seguido la línea de su padre, apoyando al pueblo de Daimiel y cuidando con esmero la auténtica cocina tradicional de esta tierra.