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La villa de París vacía sus bodegas. De las siete mil botellas guardadas en la bodega del Ayuntamiento, cuatro mil se van a... no, no se las van a beber, se van a subastar. El alcalde socialista Bertrand Delanoë ha hecho saber que actúa “con el afán de administrar adecuadamente la propiedad pública”, atizando así un duro revés a sus predecesores, especialmente a Jacques Chirac, que durante el ejercicio de su cargo de alcalde entre 1987 y 1995 supuestamente gastó más de dos millones de euros de las arcas municipales en comida y bebida. Lo cierto es que entre estas botellas se hallan algunos tesoros como Pétrus 1990 o Romanée-Conti 1986, ambos por un valor que alcanza las cuatro cifras, respectivamente. “No puedo imaginar ocasión alguna que justificara abrir tales botellas”, ha declarado Delanoë, bajo cuyo mandato el consumo de vino en las recepciones se ha reducido a casi la mitad. La subasta se celebrará a finales de octubre y habrá de aportar a las arcas municipales alrededor de medio millón de euros.