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Ginebra. Un cóctel pasional

  • Redacción
  • 2007-03-01 00:00:00

La Ginebra es, con toda seguridad, la reina indiscutible de la coctelería. El origen tendríamos que buscarlo en Holanda y atribuírselo al doctor Franciscus de la Boe, también conocido como “Sylvius”. Fue a mediados del siglo XVI cuando elaboró, en la Facultad de Medicina, su primera destilación de alcohol previamente macerado en bayas de enebro. De este experimento, inicialmente creado con fines terapéuticos, nacería el primer fabricante propiamente dicho: Ervin Lucas Bols, fundador en 1575 de una empresa que todavía hoy subsiste. Si bien el descubrimiento fue holandés, su proyección comercial y popularidad hay que atribuírselas a Inglaterra. Muy pronto los ingleses se dedicarían con entusiasmo a su elaboración creando la conocida “London Dry”. Todavía hoy siguen existiendo estos dos tipos clásicos de ginebras: la holandesa y la británica. En cualquiera de los dos casos, la materia prima con la que se elaboran es similar: cebada malteada, centeno o maíz, aromatizadoss con bayas de enebro. Algunos elaboradores añaden otros ingredientes como el coriandro, la angélica, el hinojo… incluso frutas como el limón o la naranja. La Genever o jenever, como se conoce a la ginebra holandesa, se elabora a partir de un alcohol que conserva parte de los aromas de los cereales, y en la segunda destilación se añaden las bayas de enebro y otros ingredientes. Si recibe una tercera destilación recibirá el nombre de double gin. Por lo tanto la ginebra holandesa tiene un aroma más atenuado de cereales. El tipo London dry gin, muy seco y neutro de aromas, es el más famoso y procede de Londres. Para su elaboración se utiliza un alcohol rectificado, muy puro. Y en la redestilación se añaden el enebro y otras especias secreto de cada casa. En España destaca la atípica ginebra Xoriguer que se elabora en Menorca, en Mahon. Decimos atípica porque parte de un destilado de alcohol vínico (de uva), destilación en antiguos alambiques de cobre, con estancia en barricas de roble usado. Su fama y reputación se deben a una elaboración muy artesanal y extremadamente cuidada. La última revolución viene de Francia, de la destilería Citadelle en Dunkerque, primer puerto europeo de las especias traídas de oriente. Esta ginebra retoma la fórmula y método de destilación en alambique más antigua del país: cinco destilaciones. El resultado es una elegancia personificada. En resumen, la ginebra holandesa es recia, de marcados aromas a cereal, para tomar sola, fría y en pequeños tragos; son muy elegantes la Citadelle y al Xoriguer. La inglesa es más suave, ideal para las mezclas de la coctelería clásica.

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