Utilizamos cookies propias y de terceros, así como los datos de la conexión del usuario para identificarle. Estas cookies serán utilizadas con la finalidad de gestionar el portal, recabar información sobre la utilización del mismo, mejorar nuestros servicios y mostrarte publicidad personalizada relacionada con tus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos y el análisis de tu navegación (por ejemplo, páginas visitadas, consultas realizadas o links visitados).
Puedes configurar o rechazar la utilización de cookies haciendo click en "Configuración e información" o si deseas obtener información detallada sobre cómo utilizamos las cookies, o conocer cómo deshabilitarlas.
Pescados y mariscos, grandes o pequeños, crustáceos o bivalvos, lujosos o populares, son la más envidiable riqueza gastronómica de Galicia. No en vano la extensión de sus costas y la peculiar configuración en rías, protegidas del mar abierto, las convierte en un muestrario de especies salvajes y en un hogar idóneo para criar otras muchas. Cuenta con aguas batidas, bajas temperaturas, biodiversidad que favorece el “pasto”, la alimentación variada, y de ahí su excelente, incomparable, calidad.
El emblema marino de Galicia es, sin duda, el mejillón, tan sabroso y versátil como nutritivo. Cien gramos de mejillones proporcionan la cuarta parte de la proteína que requiere diariamente un humano adulto, además de grasas reguladoras del colesterol, como Omega 3, minerales y vitaminas. Y todo ello casi sin calorías, apenas 62. Como alimento estrella, el Consejo Regulador de la D.O. Mejillón de Galicia, garantiza el cuidado de todo el proceso. Esos controles se reflejan en la etiqueta identificativa de bolsas o cestillas, que garantiza su cría durante año y medio, alimentado naturalmente, y el control sanitario antes de ser envasado.
Entre las diez primeras marcas de la industria conservera gallega venden más de la mitad del atún, las sardinas o los mejillones en lata que se consumen en España. La fuerza de estas marcas se ha basado, tradicionalmente, en la calidad del producto que llevan dentro, hasta el punto de comercializar hasta cien referencias diferentes, algunas novedosas como los pimientos rellenos de mejillones o ensaladas de atún.
Pero la pesca tiene muchas caras que vale la pena conocer y atender. Por ejemplo, la Cofradía de Lira se compone de doce artesanos jóvenes que extraen navajas del fondo del mar a mano y a pulmón, con el reconocimiento de Slow Food y de la Red de Comunidades Pesqueras de Desarrollo Sostenible. Y en Rías Baixas, otro grupo artesanal comercializa directamente su pesca diaria, de modo que llegue a las mesas sin intermediarios, con lo que eso supone en excepcional frescura y precio. La imaginación salva el mundo.
