- Redacción
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- 2007-05-01 00:00:00
Muy pocas bebidas alcohólicas han suscitado tantas leyendas urbanas como la absenta. Su origen hay que buscarlo en Suiza, allá por el siglo XVIII, de la mano de un médico al que su pericia le llevó a elaborar una fórmula magistral a base de plantas medicinales (principalmente absenta, también llamada ajenjo, o anís) maceradas en alcohol. Pronto su finalidad terapéutica se iría difuminando para ganar adeptos como bebida alcohólica en sí. Su éxito en Francia no pasó inadvertido para el Sr. Pernod quién decidió comprar la fórmula. A partir de éste momento su consumo y exportación mundial crecieron vertiginosamente. No se sabe la fecha exacta -pero se calcula que está entorno a la 1ª Guerra Mundial- cuando la absenta se prohíbe primero en Suiza, después en Francia y luego en todo el mundo, a excepción de España y Portugal. Los motivos son varios. Algunos aluden a que su consumo ejercía efectos alucinógenos que incitaban al crimen, aunque las autoridades sanitarias defendían que el problema no estaba en las plantas medicinales sino en la baja calidad del alcohol. Para otros, la razón era política, impulsada por el lobby del vino, que se sintió amenazado. En cualquier caso el mito estaba servido: efectos alucinógenos, afrodisíacos y consumo prohibido alimentaron el morbo. Sin embargo, la absenta se siguió elaborando en España, sin que las autoridades se preocuparan de los efectos de la tuyona (sustancia aromática y amarga que proviene de las hojas y flores del ajenjo). En realidad, la alfa-beta tuyona está emparentada con otra sustancia de la marihuana, es psicoactiva, es decir, tiene un efecto estimulante y vasodilatador (de ahí su efecto afrodisíaco) y, en dosis muy altas puede matar neuronas. Que nadie se alarme pues desde 1984 su contenido está regulado por la UE y no existen riesgos para la salud. Existen tres tipos de absenta: la primera, a base de aromas, es la más sencilla (no se destila ni macera nada) pura combinación de los aromas del ajenjo y anís con un alcohol base y agua destilada; la segunda, denominada macerada, busca la infusión de las plantas con el alcohol. Aquí cabe destacar las absentas francesas como Libertine 55% y Versinthe 45, muy interesantes; por último, la absenta elaborada por destilación es de mucha calidad. La destilación de la maceración de las plantas permite mayor concentración de sabor y aromas, además de un alcohol más elegante. En España muy pocas siguen este proceso (Segarra y Serpis). Los entendidos prefieren verter absenta en una copa amplia, colocar una cucharilla especial agujereada con un terrón de azúcar y verter agua muy fría hasta conseguir que todo se funda. Otra versión, «el quemadito», sigue el mismo protocolo pero el agua se sustituye por un chorrito de absenta que se quemará para que caramelice el azucarillo. Y, por supuesto, como combinado puede sustituir al vodka o la ginebra. Para los interesados en esta bebida Qualivinum distribuye 16 marcas y es el mayor exportador e importador de nuestro país.