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Con una copa de vino y un pedazo de queso incluso se puede domesticar a un chico malo. Por lo menos así les ocurrió a los invitados a una fiesta en un jardín de Washington D.C. Un ladrón enmascarado les amenazó gritando: “¡El dinero o disparo!”, mientras agarraba a una muchacha de 14 años y le apuntaba con una pistola en la sien. Silencio aterrado, hasta que uno de los invitados, inspirado, le preguntó: “Estábamos terminando de cenar. ¿No le gustaría tomarse una copa de vino con nosotros?” El atracador aceptó un trago de vino de Burdeos. “Damn, that’s good wine”, exclamó, y degustó un pedazo de Camembert para acompañarlo. Obviamente un maridaje acertado, pues el ladrón enfundó su arma y declaró: “Creo que me he equivocado de casa.” Abrazó a todos los presentes y, con una copa de Malescot Saint-Exupéry en la mano, desapareció en la noche.
