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¡Y eso que dicen que traen suerte! La variante asiática de la mariquita preocupa seriamente a los vinicultores de América del Norte y, últimamente, también a los de Europa. Estos insectos se sienten especialmente cómodos en los viñedos, donde, por otra parte, también son útiles: un ejemplar se come al día hasta 270 pulgones. Pero en otoño, cuando ha pasado la temporada de los pulgones, se convierten en un problema, pues las mariquitas empiezan a dedicarse a las uvas. Puede ocurrir fácilmente que se cosechen con la vendimia: entonces pasan inadvertidamente a la vinificación y, así, terminan en el vino, en el que provocan un desagradable olor a cacahuetes.
En Ontario, Canadá, debido a una invasión de mariquitas en el año 2001, hubo que destruir un millón de litros de vino. Ahora parece que la mariquita asiática, originaria de China, está empezando a aclimatarse a nuestras latitudes: en Suiza ya ha sido hallada en 10 de los 26 cantones, y el Ministerio de Agricultura alemán ha rogado a los vinicultores y agricultores que comuniquen a las autoridades el hallazgo de cualquiera de estos insectos. No llegan a ser peligrosas hasta alcanzar una densidad de población de 30 mariquitas por racimo. En Canadá, los científicos están experimentando en la actualidad con niebla de hielo seco, que se pulveriza sobre las cepas justo antes de la vendimia y deja transitoriamente k.o. a las mariquitas, que se caen de las uvas.