- Redacción
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- 2007-12-01 00:00:00
Saltó la sorpresa en las “Olimpiadas del Vino de París” de 1979, organizadas por la revista “Gault Millau”. Un desconocido Cabernet sauvignon español se alza con la medalla de oro, superando a prestigiosos vinos cuyos legendarios viñedos son la base de la magnífica variedad. Nunca se había dado esa circunstancia, en unos premios monopolizados por los grandes vinos bordeleses. Miguel Torres demostró que sabía tratar a la diva bordelesa, aún con un viñedo relativamente joven. En la finca de Mas La Plana, en el Penedès medio, nace en 1966 una viña de 29 hectáreas plantadas de Cabernet Sauvignon. Este vino, nacido de la filosofía de la época, más ligero de cuerpo, experimenta en los años ochenta un cambio radical para extraer muchas más sustancias, con largas maceraciones de hasta cuatro semanas y crianza en roble francés. Se baja drásticamente el rendimiento, y se abandona el uso de fertilizantes nitrogenados. En España por aquellos años no se entendía muy bien aquel vino tan cargado de color y tanino, con tanta carnosidad y fruta, pero fuera de nuestras fronteras, simplemente arrasasaba. A partir de ese año el vino Más la Plana no deja de cosechar menciones, altas puntuaciones de críticos afamados y primeros puestos en concursos internacionales. La cosecha del 98 es una de las más premiadas, entre ellas las Medallas de Oro de International Wine Challenge, de International Wine & Spirits Competition, de la Challenge International du Vin, de Mundus Vini de Alemania, de International Wine & Spirit Competition y de Sélections Mondiales de Canadá. Historia Con más de 300 años de existencia, Torres es posiblemente la bodega española más conocida en todo el orbe. Su extensa gama de vinos abarca desde los básicos, de los que elabora millones de botellas, a los originales vinos de finca. Además son muy famosos sus brandies y aguardientes. Trabajo concienzudo, vinos fiables en todas la gamas, y más de dos mil hectáreas avalan ese lugar de privilegio que le elevan a un lugar entre las mejores bodegas del mundo. En crecimiento continuo, ya en los años setenta inició la aventura chilena (cuyas novedosas técnicas revolucionaron la enología chilena) y ahora sus bodegas y viñedos se localizan en California y Ribera del Duero, además en las denominaciones de origen de Penedès, Conca de Barberà, Priorat o Cataluña. La revista inglesa Decanter nombró en el número de abril de 2002 «Hombre del Año” a Miguel Torres, representante de la cuarta generación de la familia. Añadas Una de las mejores cualidades que adornan a este Mas la Plana es la tremenda regularidad en sus añadas, sin grandes “dientes de sierra”. Además de la mítica cosecha del 70, las del 81 y 82, en las que se cambia totalmente de diseño, son una avanzadilla de lo que serían llamados “los nuevos burdeos” o, en el caso de España, “de alta expresión”. Han sido muy premiadas la del 96, 98, 2001 y 2004. El 98 que traemos a estas páginas, es un vino tremendamente vivo, viveza que se aprecia en la intensidad de color o en su formidable estructura. Surge la duda ante su reducción, recién abierta la botella: ¿decantar o servir directamente? Si hacemos lo primero, el vino se abrirá con bastante celeridad, pero no apreciaremos la excelente y lenta progresión de su buqué. De él hallaremos recuerdos de frutillos en confitura, aromáticas especias o tonos de regaliz. De su paso por boca, el equilibrio es su mejor arma, pero hay viveza y armonía en su tanino fundido, es muy largo y de final delicadamente balsámico. Un vino con mucha vida por delante. Precio Las botellas que quedan en el mercado de añadas más actuales cuestan alrededor de 40 euros, (un 2004 ó 2003) pero este 98 hace tiempo que pasó a la categoría de coleccionista. Así que si por casualidad se encuentran con una de estas botellas a un precio alrededor de los cien euros, cómprela si regatear.