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El grupo Yllera convocó a lo más granado de los gastrónomos madrileños en el Casino de Madrid. El motivo para tan costoso evento es bien original: hallar la armonía entre sus vinos y los grandes y raros quesos asturianos, joyas lácteas, algunas de ellas a punto de extinguirse por falta de profesionales que quieran seguir con la secular tradición pastoril, que arranca con la historia de la humanidad en el Principado. Bajo el prisma analítico de tan magnos paladares se seleccionaron valiosas piezas de queso, y se dispusieron de la forma que se anuncia en el título: de menos fortaleza a más carácter. Se comenzó por Los Beyus y se siguió con los de Belluscos, Peñamellera, Gamoneu, Cabrales y Picañón. Frente a ellos o, mejor dicho, junto a ellos, se colocaron los Cantosan, con burbuja y sin ella, Bracamonte roble, Ylleras, Bracamonte de crianza y de reserva, el magnífico Garcilaso de Toro y el dulce y atípico Olivante de Laura. Ha sido una excelente ocasión para experimentar la altura de la calidad del queso asturiano, y lo bien que armonizan los variados vinos de este grupo situado en la vanguardia enológica de Castilla y León.
