- Redacción
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- 2008-02-01 00:00:00
Pues sí, whisky japonés. Los países asiáticos son unos artistas en el arte de copiar. Hay que remontarse a 1924, cuando Masataka Taketsuru -conocido mundialmente como el padre del whisky japonés- destiló la primera botella. Provenía de una familia productora de saque desde 1733. Químico de profesión, fue contratado por Settsu Shuzo, una empresa con base en Osaka, para producir un boceto de lo que sería el primer whisky japonés. Taketsuru fue enviado a Escocia, la cátedra del whisky, en 1919, para aprender el oficio. La magia del entorno y sus gentes pronto prenderían una llama en el joven Taketsuru difícil de apagar. Durante su estancia en Escocia conoció a Jessie Roberta -que posteriormente cambió su nombre a Rita-, una joven escocesa con la que se casaría en 1920. A su vuelta a Japón, en ese mismo año, el proyecto para el que había sido contratado no llegó a gestarse. Pero un año después, el grupo Kotobukiya le dejó crear su primer whisky, aunque obviamente estaba muy alejado de su verdadero sueño: elaborar el primer whisky de malta japonés. Y, en 1934, decidió jugársela por su cuenta levantando la compañía Nippo Kaju, para más tarde construir la destilería Yoichi en Hokkaido. Su primera botella salió en 1940. En 1952, la compañía adoptó el nombre de Nikka Whisky. Su éxito creciente le permitió construir una segunda destilería en la isla de Honshu, cerca de la ciudad de Sendaï. Masataka Taketsuru murió diez años más tarde a la edad de 85 años. Parte de su pasión se refleja hoy en las diez destilerías que existen en Japón y que siguen su estela. Sin embargo, no sería hasta marzo de 2002 cuando la revista Whisky Magazine, una de las publicaciones más prestigiosas del mundo, declaró al whisky japonés Nikka Yoichi de 10 años, como el mejor del año. Fue un golpe bajo para los escoceses y una sorpresa tanto para los consumidores como para los propios japoneses. El whisky japonés irrumpía en Europa y se ponía de moda. En la actualidad se elaboran whiskies tanto de cebada como de grano com parámetros similares a los de Escocia. Las partidas de whisky, en general, son muy escasas, pero merece la pena probarlo aunque sólo sea por curiosidad. Los expertos, sin embargo, opinan que los whiskies japonés están muy bien elaborados aunque les falta algo de chispa.