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Ya ha empezado a aparecer en las mesas de los restaurantes, en las barras de las vinaterías, en las salas de cata de las bodegas... Y es que el invento no puede ser más eficaz, cómodo e ingenioso. Se trata de un “aireador” del vino que, como sugiere su nombre, funciona por el efecto Venturi, el juego de presión y velocidad de fluidos a través de un estrechamiento que, en este utensilio, está perforado para que penere el aire y oxigene el vino.
Simplemente perfecto. El recipiente de metacrilato higiénico y resistente no abulta más que una copita, y se limpia y se guarda con la misma facilidad. Basta colocarlo sobre la copa y verter el vino, como en un embudo, para que el vino se exprese como si hubiésemos removido la copa durante media hora. Eso sí, como en el caso de los decantadores, conviene tener en cuenta si el vino lo necesita y si tiene estructura para resistirlo.
Viene con un soporte antigoteo y una bolsita de viaje, ideal para regalo.
Precio Especial de Lanzamiento: 59 e