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En el pasado número de MiVino, en la pagina dedicada al Enoturismo de esa deliciosa región donde nace el Ribeiro explicamos de forma un tanto confusa la configuración de la Denominación de Origen.
Decíamos que son 31 bodegas las que embotellan, y efectivamente ésas son las llamadas bodegas -o, en este caso, Adegas- de elevada producción y con capacidad para comprar uva a los viticultores. Pero el Consejo regula también, mayoritariamente, desde 1987 un modelo de empresa tradicional, cuasi doméstica, mucho más abundante. Son las Adegas de colleiteiro, o de cosechero, las que elaboran sus propias uvas y que no superan anualmente los 60.000 litros de vino. Estos vinos son verdadero ejemplo de terroir, ya que los mimados viñedos a veces no superan siquiera una hectárea y se plasman en marcas de excepcional calidad, en botellas cuidadas con pasión artesanal que reflejan la larga historia del vino en la región y, a la vez, la evolución puntera de las técnicas del campo, con la renovación varietal, y de la elaboración a base de la tecnología en bodega y la profesionalidad de los elaboradores. Las Adegas de Colleitero suman casi 90, cosechan reconocimientos internacionales -el más reciente como Mejor Vino para Asia, en Hong Kong - y suponen una puerta abierta a la experiencia enoturística en cada recodo del camino del Ribeiro.