- Redacción
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- 2010-01-01 00:00:00
Bodegas Carlos Serres pertenece al selecto y exclusivo grupo de las bodegas centenarias riojanas que marcaron un antes y un después en el devenir de la denominación. Una firma clave para contar y hablar del Rioja y su historia. Fundada en Haro en 1896, Bodegas Carlos Serres renueva su imagen y sus vinos con un cambio de filosofía que vuelve la vista a sus orígenes y al espíritu internacional de su fundador: elaborar vinos finos y elegantes que muestren el carácter atlántico y la personalidad de un terruño histórico como el de Haro. Nacido y formado enológicamente en Francia, Serres fue uno de los pioneros del Rioja. Fundó la primera bodega de Rioja registrada como “comerciante-exportadora” e influyó en la implantación, creación y desarrollo de algunas estructuras que fueron el germen futuro del posicionamiento de Rioja como modelo de éxito nacional e internacional. Así, fue fundador del Sindicato de Exportadores de Vinos de Rioja, creado en Haro en 1907, que sería uno de los gérmenes de lo que hoy es el C.R.D.O.Ca. Rioja. Llegó a Haro en 1885 con el objetivo de crear una bodega de carácter internacional, elaborando vinos para satisfacer los paladares más exigentes. Hasta mediados del siglo XX, la bodega se situó en el Barrio de la Estación de Haro. Las necesidades de expansión obligaron al traslado a su actual ubicación (Avda. Santo Domingo, 40). En la actualidad, la bodega ha sufrido una completa y moderna remodelación -respetando el legado histórico y tradicional de su fundador- con un estilo arquitectónico que fusiona una historia centenaria con el diseño contemporáneo. La personalidad de Haro Si algo influyó decisivamente en la llegada de Carlos Serres a Haro fueron las condiciones geoclimáticas (influencia del clima atlántico) y la personalidad de este terruño. Aquellos inviernos fríos y largos, los veranos suaves y llenos de contrastes, los 11º de temperatura media anual, un régimen de lluvias alto (más de 500 ml anuales) y la diversidad de sus suelos trasladaron a la memoria de Serres a aquellos viñedos de Burdeos de donde se obtenían los mejores vinos del mundo. La influencia del clima atlántico ofrecía maduraciones lentas que garantizaban vinos elegantes, con una fruta roja muy marcada y una acidez equilibrada que los convertía en idóneos para aplicar la tradicional crianza en barrica bordelesa. Desde su llegada, Carlos Serres estableció acuerdos con viticultores de la zona para el cultivo de las mejores uvas de Tempranillo, Garnacha, Mazuelo y Graciano que han perdurado hasta hoy. La bodega posee hoy en día un espectacular viñedo de 60 hectáreas que toma el nombre del estanque que lo rodea. En la Finca El Estanque, de suelo arcillo-calcáreo, se cultivan las variedades Tempranillo, Mazuelo, Graciano y Viura y que sirven de base para los Reservas, Grandes Reservas y Onomástica. Vinos de hoy... con historia La vocación internacional que implantó Carlos Serres en 1896 ha permanecido intacta hasta el presente. Son vinos de hoy... con historia, en los que se reflejan la personalidad del terruño de Rioja Alta y su marcada influencia atlántica. De la mano de su enólogo, Roberto de Carlos, se elabora una gama de vinos actuales y representativos de este microclima tan particular de Rioja. Onomástica La gama de producciones limitadas, Onomástica, es un homenaje al año de fundación de la bodega. Los vinos proceden de una selección de las mejores uvas de la Finca El Estanque y muestran la máxima complejidad de este terruño tan particular. Onomástica Tinto Reserva 2004, elaborado con Tempranillo, Graciano y Mazuelo. Un vino repleto de matices frutales, adornado con la sutilidad y elegancia de la crianza en barricas nuevas de roble francés. Onomástica Blanco Reserva 2006, un blanco 100% Viura en el que la bodega ha recuperado el estilo tradicional de blancos reservas de Haro. Un blanco graso, mineral, sedoso y que ha permanecido 24 meses en barricas nuevas de roble francés. Rioja. Carlos Serres Vinos criados que aúnan elegancia y finura a partir de un Crianza de Tempranillo y Garnacha, un Reserva de Tempranillo y Graciano y un Gran Reserva de Tempranillo, Garnacha y Mazuelo, sin olvidarnos de la gama de vinos jóvenes Serres, donde la fruta y la frescura se expresan a través de un tinto 100% Tempranillo, un blanco 100% Viura y un rosado elaborado a partir de Tempranillo y Garnacha.