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Francia
Desde que en la película Entre copas el tímido aficionado al Pinot consiguiera el amor de la chica, en Estados Unidos esta uva se ha puesto de moda. Moda que también quisieron aprovechar 18 comerciantes y vinicultores del Languedoc que vendieron al grupo Gallo nada menos que 18 millones de botellas de vinos base de Pinot Noir para la marca Red Bicyclette y que por ello han tenido que ir a los tribunales. Porque el supuesto Pinot no era tal, sino una mezcla de Merlot y Syrah. Los imputados, entre ellos la cooperativa Sieur d’Arques, han sido declarados culpables. Gallo ha restado importancia al asunto, afirmando que la parte de Pinot falso en el vino terminado “no superaba el 20 por ciento” y que sanitariamente era “absolutamente seguro (sic)”. Continúan diciendo que la marca ya no se está distribuyendo, pero que están muy decepcionados con sus socios franceses. El mundo del vino francés ha condenado oficialmente este hecho, pero en privado se alegran del mal ajeno, pues lo cierto es que la mayor embotelladora del mundo se ha dejado engañar por unos cuantos vinicultores del Sur.
Degustación en la película Entre copas: a la izquierda, el experto; a la derecha, el principiante: ¡y se nota!
La película
sobre el vino
Entre copas
El Pinot Noir necesita mucho amor, porque es “de piel muy fina y vulnerable, pero contiene todo el aroma que puede existir en la vida”, explicaba en 2004 el escritor frustrado Miles (Paul Giamatti, a la izquierda en la foto) a la chica de sus sueños. Desde entonces se han disparado las ventas de Pinot en Estados Unidos. La perdedora es la Merlot, que Miles detestaba:
“I am NOT drinking any fucking Merlot!”