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En la bodega del Gobierno británico duermen 38.000 botellas que suman un valor total de un millón de euros. La bodega existe desde hace 80 años. Faltó un pelo para que el Gobierno británico vendiera la bodega completa, pero el Foreign Office (Asuntos Exteriores) ahora ha hecho saber que solo se venderán algunos grands crus. Con esta medida se pretende que la noble bodega vinícola se autofinancie. De modo que se pondrán a la venta algunos vinos buenos y caros, y se comprarán vinos más asequibles. Hasta la finalización de este periodo de mandato, los contribuyentes se habrán ahorrado casi medio millón de libras. También la reina Isabel II ha optado por nuevas vías para proveerse de vinos. Ha decidido unirse a los productores de espumosos. Para ello, en su residencia de Windsor Castle, al oeste de Londres, se plantarán 16.000 cepas de Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier. En 2010, la producción total alcanzó el récord histórico de cuatro millones de botellas. Los vinos de aguja allí se dan especialmente bien gracias al calentamiento global y a unos suelos similares a los de la Champagne, cuyas grandes marcas se interesan cada vez más por Inglaterra como país vinícola.