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Cuando el vino engaña. El smartphone nos protege de las falsificaciones

  • Redacción
  • 2011-12-01 00:00:00

Las falsificaciones de vinos se han convertido en un auténtico problema. Ahora, el sector contraataca con huellas digitales artificiales. Crus superiores franceses como Château Margaux o Latour son muy codiciados tanto entre los coleccionistas de vinos como entre los falsificadores. Para proteger a sus clientes, cada vez más fincas superiores dotan a sus botellas de sellos especiales que permiten comprobar la autenticidad del vino. Con una aplicación especial para smartphones se puede escanear el código situado en la parte inferior del sello y enviarlo. A través de Internet, el teléfono móvil accede a una base de datos y muestra la imagen visible de unas burbujas situada en la parte superior del sello. Si la imagen del smartphone es idéntica a la de la botella, el comprador puede estar seguro de tener en sus manos una botella auténtica. La imagen se genera durante el pegado del sello, y luego se fotografía. Cada sello es tan único como una huella digital, imposible de falsificar. Franck Bourrières, de la empresa francesa productora de estos llamados bubbletags, declara que la demanda en el sector del vino es arrasadora. El sistema, asegura, ya está ampliamente establecido en el ámbito de los documentos, medicamentos y cosméticos caros. Entre los productores de vinos que emplean tales sellos se cuentan los bordeleses Château Margaux, Latour y Ausone, en la Borgoña Ponsot, Perrot-Mignon y Georges Mounier, en el Ródano Paul Jaboulet Aîné y también otras fincas en el Nuevo Mundo.

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