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No todos los días se asiste a la celebración de las 125 vendimias de una bodega del prestigio de La Rioja Alta. Al visitar sus instalaciones, no podemos dejar de admirar el gran trabajo realizado campaña tras campaña con el único fin de mejorar el resultado de unos vinos en los que permanece la tradición que les ha dado el reconocimiento mundial, sin dar la espalda a los nuevos tiempos en los que la tecnología refuerza el estilo de unos vinos únicos. Una buena muestra de esta filosofía, que se estrena en esta vendimia, es la adquisición de una mesa de selección óptica que elegirá bajo unos estrictos parámetros de calidad la uva que se destinará a sus magníficos vinos.
Como colofón a la celebración pudimos asistir a una cata irrepetible y deliciosa. En las instalaciones de la centenaria bodega del Barrio de la Estación catamos añadas míticas de sus vinos más preciados Viña Ardanza (1973, 1985, 2001), Gran Reserva 904 (1964, 1982, 2001) y Gran Reserva 810 (1978, 1981, 2001). Vinos con entidad propia, complejos y manteniendo el tipo como pocos de su especie. Por cierto, no perdáis de vista el nuevo 904 de la añada 2005: expresión, finura y ejemplo de crianza elegante y bien trabajada. Un deleite para los sentidos. Únicamente nos queda desde aquí felicitar a todo el Grupo de La Rioja Alta por estos 125 años de trabajo bien hecho y desearles un futuro lleno de grandes alegrías.