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Sí, sí, han leído bien, ya la viña ha superado la barrera del frío. Ingrid y Gunnar Dahlberg trabajan desde 2003 en la quimera de producir vino sin que sea de invernadero. Y el lugar elegido ha sido Öland, una isla prácticamente pegada al continente, pero con claras diferencias climáticas. La variedad triunfante del terrible “general Invierno” es un cruce de cruces, surgido del trabajo de laboratorios alemanes de Friburgo en 1975, llamada Solaris (como el vino, Solaris 2014), que presume como afición de su gusto por el frío. Según dicen es la variedad de todo el mundo que más aguanta las heladas. Pero aquí no acaba la sorpresa, para completarla el enólogo español Daniel Barrio Lundh es su diseñador y responsable de la bodega. También sorprende su cata, de impecable color pálido con toque alimonados, claramente goloso en boca (9 g de azúcar por litro) pero muy bien ensamblado con el resto. También se aprecia un leve toque especiado, producto de su paso por barrica, notas florales (rosa) y cítricas. Resulta en conjunto, un vino muy elegante, delicado y expresivo. Los aficionados suecos, que tanto gusto tienen para el buen vino, ya poseen un motivo para presumir.