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El pasado martes 19 de marzo conocíamos la triste noticia del fallecimiento de Fernando Remírez de Ganuza, uno de los bodegueros más queridos y reconocidos de nuestro país en las últimas décadas. Su carácter inconformista y su amor por Rioja le llevaron a desarrollar importantes mejoras en bodega gracias a su intuición proverbial y a su enorme capacidad de observación. Entre otras destaca el diseño de la primera mesa de selección de racimos de España, el diseño de una bolsa de agua que utilizaba para respetar al máximo la uva en el proceso de prensado o la maravillosa idea de separar los hombros de las puntas de los racimos de Tempranillo por su diferencia de maduración. Toda la familia del vino echaremos de menos su cordialidad, su sonrisa perenne y esa intuición que tantas veces plasmó a través de sus vinos.