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El rótulo no podía ser más acertado, pues el sueño de Baco -y el de cualquier aficionado al vino- es catarlo todo, a capricho. Y aquí es posible: inumerables botellas de todas las denominaciones en perfectas condiciones diciendo “¡cátame!” tras sus vitrinas climatizadas y preservadas con nitrógeno. Etiquetas tentadoras, unas conocidas, otras novedosas, reclamando atención. ¿Cómo? No puede ser más fácil: con una tarjeta magnética que activa el dispensador. Después no hay más que acercar la copa a la elegida, apretar un botón, ¡y el deseo se hizo vino... o aceite! Así hasta cinco obsequios, suficientes para elegir con criterio la botella favorita.
El paraíso está en el centro de Madrid (calle Goya, 32) y es obra de un soñador con las ideas muy claras, Alejandro Landete, y un empresario comprensivo, Javier Avendaño, que han creado una vinoteca con una de las mayores zonas de cata libre del mundo para actuar como mediadores entre las bodegas y almazaras y su público, profesional o aficionado. La iniciativa ha sido reconocida como la mejor del año en los premios FEDA. Realmente promete. No se lo pierdan.