- Redacción
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- 2008-03-01 00:00:00
No cabe duda de que para desarrollar el arriesgado oficio de bodeguero son necesarias personas audaces y comprometidas. Y más si se empeñan en llevar a cabo sus aficiones en terrenos poco propicios como son las frías y altas praderas de Andorra. Joan Visa, empresario y cultivador de tabaco, gran aficionado al vino, se empeñó en hacer realidad su sueño de recuperar la viña en el Principado, cultivo que antiguamente tenía cierta presencia en aquellos valles. Tras un primer intento fallido por culpa de la mala elección de los varietales, hace ya veinte años, ha vuelto a plantar su pequeño “cru” en uno de los sitios más privilegiados de aquellos montes, en una finca situada en el municipio de Nagol (Sant Julià de Lòria). Un terreno pizarroso, áspero y pobre, a más de mil metros de altitud, desde el que se puede disfrutar de una de las vistas más hermosas de ese país. En esta ocasión no dejó nada en manos del azar, se puso en contacto con prestigiosos profesionales catalanes, tanto de la enología como de la viticultura. Para la primera contrató los servicios de Ferran Gironés, para el campo trajo a Eudald Massana. La pequeña parcela se plantó (con buen criterio) con la Gewürztraminer, variedad que aguanta estoicamente los rigores invernales de las tierras frías. Siguiendo ese criterio, después se ha probado con otras cepas que próximamente nos darán alguna sorpresa más. Mientras las cepas se hacían mayores, Joan acondicionó un lagar muy sencillo por fuera, pero con las comodidades y requisitos tecnológicos necesarios para elaborar vinos de calidad en el interior. El primer vino de ese proyecto ha visto la luz. Se llama Cim de Cel (cima del cielo) y es de la añada 2006. Se trata de un vino blanco seco, de brillante color amarillo pálido, de intensos aromas varietales (lilas, fruta exótica, cítricos) bien equilibrado y de notable expresividad y elegancia. Ha causado un sonoro revuelo, lógico en un país donde la viña no es lo natural, habitado por poco más de 80.000 almas, la mayoría dedicadas al sector servicios. La novedad, el orgullo nacional, incluso la curiosidad si se quiere, hacen que cada andorrano entendido del vino (que son muchos los devotos) indague, busque, suspire por conseguir su botella de Cim de Cel. Pero ahí es donde la empresa de adquirir solo un ejemplar se torna casi tragedia. Porque solo 600 botellas de esa primera añada han visto la luz, de las cuales han desaparecido ya una buena parte de ellas. Su sueño, además, cumple tres requisitos: ha dejado satisfecho el ego del novel viticultor a la vista de la impecable calidad del vino; habilita la posibilidad de que el viñedo vuelva al país pirenaico, y también cumple con la importante misión de salvaguardar aquellos hermosos valles, precipicios y puntiagudos picos de la feroz especulación urbanística, de la que ya pocos lugares bellos del planeta quedan fuera de su codicia, arbitrariedad y barbarie. La vid como guardiana del entorno. Cim de Cel 2006 Casa Beal (Nagol) Ad600 Sant Julià de Lòria (Andorra) +376 84 17 99 www.casabeal.comPrecio: 60 €