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Château D’Yquem, Sauternes: Un chaval a los 80

  • Redacción
  • 2003-11-01 00:00:00

El príncipe del Sauternes, Alexandre de Lur Saluces, invitó a una «cata del siglo». El administrador de este legendario premier cru presentó a un selectísimo grupo de periodistas enológicos 15 añadas de Yquem, que se remontaban hasta 1921. Las catas verticales son en el peor de los casos fanfarronadas de las grandes bodegas; sin embargo, como ocurre en esta ocasión, pueden ser toda una lección de estilo y constancia. Las 15 añadas de Yquem que Alexandre de Lur Saluces presentó en la propia bodega a aproximadamente 20 periodistas enológicos de todo el mundo mostraron con qué constancia se trabaja en esta excepcional casa de Sauternes, cerca de Burdeos. Las notas de cata de Rolf Bichsel ilustran que la bodega sigue mereciendo plenamente la clasificación de “Premier cru exceptionnel” casi 150 años después de recibirla en 1855. 1997 19 Oro intenso. Miel de acacias, frutas cocidas pero también frescas, con claras notas de botritis. Después, en boca, resulta pleno y completo, con magnífica licorosidad aún casi indigerible, duración aromática interminable bien apoyada, también aquí hay notas cítricas que indican frescor, sabor a orejones de albaricoque, fogosidad perceptible pero no molesta. Construido para la eternidad. A partir de 2010. 1995 17 Oro con irisación ambarina apenas perceptible. Llaman la atención las notas etéricas de eucalipto y trementina, es la nariz de un vino en pleno cambio, la frutosidad ha desaparecido y aún no se han desarrollado las notas balsámicas. Frescura claramente menor, el volumen se debe al dulzor. No batirá récords de longevidad. 2005 a 2020. 1990 17,5 Aumenta la proporción de ámbar, sin marcar del todo el color. Notas de miel y dulce de membrillo, conjunto bien estructurado con dulzor marcado. Dos o tres años más generarán una mayor complejidad, pero ya es agradable de beber, por ejemplo para acompañar un queso cremoso. 2004 a 2015. 1986 17,5 Un vino de máxima belleza y armonía. Elegante, refinado, floral, delicado, excelente en este momento y seguirá siéndolo otros diez años, lleno de amabilidad, con magníficos aromas florales, menta, cítricos y melón verde: muy bueno. 2004 a 2020. 1983 18,5 Color dorado intenso, ligero tono cobrizo. Necesita algo de aireación para liberar las notas balsámicas y etéricas de trufa y chocolate blanco, cacao y cuero, albaricoques cocidos... Después, en boca muestra una gran casta, equilibrado en su excentricidad, orgulloso como una diva, hermoso, interminable, intenso, denso y fogoso; sencillamente magnífico, se encuentra en su mejor momento. Hasta 2020. 1976 17,5 Desde luego, es un buen vino, pero no uno de los más grades. El dulzor y la plenitud están ahí, pero también hay una cierta linealidad en los aromas y sobre todo una pizca de sequedad al final, que se disuelve poco a poco en el ardor del alcohol. Perfume reservado, discreto, ligeramente marcado por aromas lácticos. Ha superado su mejor fase. Hasta 2010. 1967 19,5 Color ambarino pero claro, brillante e irisado; sencillamente magnífico. Aromas complejos y llenos de finura, recuerdan a un oloroso añejo, a un coñac, con notas terrosas de genciana, cacao, ciruelas amarillas cocidas, vainilla; el dulzor es dominante pero no molesto, el conjunto resulta increíblemente rico pero no excesivo, opulento pero no exuberante, gusta y da ganas de más. Hasta 2010. 1962 18 Color ambarino; predominan las notas balsámicas, agujas de pino, especias, después cacao y vainilla, cardamomo, también mantequilla, repostería, chocolate blanco, pan de especias. El dulzor se ha integrado, el alcohol domina, pero el final es de pimienta tanto en el aroma como en la sensación en boca. Interesante por su aromática particular y compleja y su equilibrio. Para acompañar un pastelillo de setas o un queso. También para tomar con un buen puro habano. 1955 20 Intenso color ambarino, con reflejos anaranjados; recatado pero increíblemente seductor y complejo; además de las notas de repostería hay componentes especialmente agradables de naranja amarga, bergamota, un soplo de manzanilla y cacao; magníficamente denso y pleno en boca, refinadísimo, final largo y rico: una delicia increíble e indescriptible, un elixir de dioses. 1949 18 Color ámbar claro, notas de té, un soplo de limón, pleno e intenso, marcado por el complejo dulce, dominan el alcohol y el dulzor aunque apoyados en un buen pilar de extracto, pero el vino está más comprometido con la plenitud que con la complejidad. 1945 18 Gusta por su equilibrio, en un estilo que sienta bien. Infusión de escaramujo en nariz, un soplo de trufa y chocolate negro; elegante y fino en boca, muy equilibrado, no demasiado denso, ni muy largo ni muy pleno. 1937 19 Color ámbar intenso, mate pero denso; todo es excelente en este vino, su densidad propia de un elixir, su complejidad aromática, su plenitud, su longitud. Aunque ha superado su punto culminante y muestra ligeros signos de envejecimiento, su extraordinaria belleza y constitución no sufren merma. 1929 18 El color de un borgoña tinto (!) muy maduro, granate con bordes ambarinos luminosos: increíblemente pleno y denso, vivo y fresco a pesar de un final ligeramente seco. Desde luego no es extraordinariamente complejo (o al menos ya no), pero es notable por su dimensión aromática, dulce, curiosamente el final recuerda más a frutas rojas como membrillo o cereza. 1921 18,5 Más claro que el anterior, menos denso, pero brillante; magnífico, también en este caso hay impresiones de fresa y membrillo, junto con aromas que recuerdan a un Yquem muy joven (harina de arroz, miel), dulzor gustoso, una pizca de sequedad al final, pero se le perdona proque la nota amarga le da frescor y espíritu juvenil. Notable, grandioso aunque con cierto carácter de reliquia, más complejo que el del 29.

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