• Redacción
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• 2003-11-01 00:00:00

De modo similar a lo ocurrido en 1999, la naturaleza también mimó con abundante sol a la añada del 2000. El resultado es que, por segunda vez consecutiva, catamos unos Barbaresco que no pretenden gustarnos tanto por su elegancia como por su plenitud y dulzor. Por eso, el 2000 vuelve a ser un año de vinos que no deben guardarse mucho, sino disfrutar de ellos rápidamente, es decir, en su breve fase frutal de juventud que dura unos dos o tres años. 16 Abrigo Orlando Vigna Rongallo Brioso, jugoso, compacto, final de cerezas y chocolate; bien hecho, agradable. 2004 a 2008. 16 Ca’ del Baio Asili Jugoso, dulzor moderno; acidez y taninos frescos hacen que el conjunto sea digerible a pesar de un final rico y fogoso. 2005 a 2008. 16 Ca’ Rome’ Sori Rio Sordo Fiel a su estilo, tanto en lo especiado de los aromas como en la textura elegante. Puede madurar algo, pero ya se disfruta. 2004 a 2008. 16,5 Ca’ Rome’ Maria di Brun Extraordinario. Taninos magníficamente refinados, puede madurar. Logrado. 2005 a 2010. 16 Chiarlo Michele Asili Elegante y refinado, floral, comienzo sedoso y final fogoso aunque también una pizca seco. Puede madurar un año, no más. 2004 a 2006. 17 Cortese Giuseppe Vigna in Rabajà Cortese no ha olvidado que el Barbaresco es sinónimo de elegancia y casta. Seguro que hay vinos con más cuerpo que su Rabajà, pero sólo pocos que posean su expresión frutal pura y su mineralidad. Aunque probablemente no tenga toda la densidad del 99, merece la misma calificación por su casta. 2004 a 2008. 16 Fontanafredda Coste Rubin Elegancia, aunque algo falto de profundidad. Recibe su puntuación por su equilibrio, amabilidad y claridad. 2004 a 2007. 17 Gaja Barbaresco Todo es perfecto: la densidad, la casta, la plenitud, la mineralidad, la madurez frutal, el dulzor y la fogosidad. 2004 a 2008. 17 Giacosa Bruno Asili Magnífico. ¿Qué tiene que no tengan los otros? No tiene más densidad, más plenitud, más cuerpo, más fogosidad... ¡Precisamente! El buqué floral, el equilibrio y frescor, la suavidad de los taninos le proporcionan nobleza y hacen que no se canse uno de beberlo. Para beber en la mesa, ya en esta fase porque el vino ha alcanzado ya la plena madurez de consumo. 2004 a 2006. 16 Prunotto Bric Turot Aunque una vez más nos molestan los taninos algo bastos, el vino del 2000 resulta en esta fase más equilibrado y directo que el del 99, posee plenitud y vigor. 2005 a 2008. 18 Punset Campo Quadro Un vino de ensueño. Aromas complejos florales, minerales y ahumados, de rara elegancia y refinamiento, con taninos pulidos y larguísimo final de frambuesa: la auténtica estrella de la cata. Hay que darse prisa, porque la producción de esta bodega ecológica, que seguimos con interés desde hace tiempo, es muy limitada. 2004 a 2010. 16 Sottimano Currà Compacto, lleno de casta, con abundantes taninos ásperos; no tiene toda la plenitud del Cottà, pero sí su misma casta y un final agradable de frambuesa que únicamente resulta algo seco. 2005 a 2008. 16,5 Sottimano Cottà Llena la boca de jugo, es como comer bayas dulces, pero también hay taninos ásperos. A ello se añade un fuego casi bíblico: potente, original, incómodo. Gusta, puede madurar. 2005 a 2010. 16 Varaldo Rino Sori Loreto Más maduro, suave y flexible que el Libero, “de mantenimiento más sencillo”, pero con salida de boca algo quebradiza. No debe dejarse madurar en exceso. 16,5 Varaldo Rino Bricco Libero Anguloso y áspero, con estructura apetitosa y prolongado final de bayas. Aún incómodo, pero muy prometedor, por lo que nos gustó claramente más que su compañero, mientras que Christian Eder prefirió el Loreto, más accesible. Puede madurar. 2005 a 2010. 16,5 Vietti Masseria La prueba de que un vino de factura moderna también puede disfrutarse. Desde luego, la textura está comprometida con el dulzor, los taninos son muy maduros, le falta algo de casta, pero el conjunto es armonioso e incluso puede mejorar todavía. 2004 a 2008.