- Redacción
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- 2003-11-01 00:00:00
Ya hay quien tiene en la cabeza hacer del albariño un vino de guarda, sin pasar por madera. Lusco será uno de ellos. Lleva José Antonio López toda una vida comprometido con el albariño. Cuando por fin se decidió a llevar a la práctica su idea fija, la búsqueda del vino de calidad y el gusto por el trabajo bien hecho le reportaron numerosos éxitos en aquellos inicios de Rías Baixas, denominación de la que fue uno de los pioneros. La última fase como bodeguero le ha traído muchas satisfacciones. El Lusco recibe el reconocimiento de la crítica, y es solicitado por conocedores desde países muy diversos. Pero no es suficiente. Siempre ha tratado de buscar el albariño que evoluciona con la edad, de forma parecida a los esplendorosos blancos europeos. Numerosas veces hemos conversado sobre el asunto, una idea a la que damos vueltas ya desde los años noventa. Hablamos del vino de finca, el conseguido de cepas adultas plantadas en pequeñas parcelas, de rendimiento equilibrado, que logran extraer las particularidades del terruño y el equilibrio que proporciona una buena maduración de las uvas. Por supuesto, para después prepararle para una larga permanencia en bodega. Porque sin duda la Albariño es una de las variedades blancas que más agradece la buena crianza. Y cuando digo crianza estoy pensando en una prolongada estancia en depósito, mínimo hasta el verano siguiente a la cosecha, y después, el tiempo necesario en botella, para que el vino saque toda su raza y complejidad de aromas, sin la intervención de agentes externos como la madera. Para realizar una obra así se necesita obligatoriamente una materia prima de primerísima calidad. Como la que ha dado la pequeña parcela de poco más de una hectárea situada dentro del recinto del pazo de Piñeiro. En vista de su comportamiento, el equipo de vendimia decidió apartar esta pequeña producción del resto, porque la uva alcanzó un grado de madurez espléndido, y después, ya vino, evolucionó muy lentamente, con una salud y un equilibrio admirables. Y las casi 2.000 botellas que se han embotellado a finales de julio, aún dormirán unos meses, acaso años, en el botellero de la bodega antes de que podamos gozar de su magnífica estructura o su paso de boca untuoso y potente. Pero, ni los aromas de hierba fresca, de manzana muy madura o ese toque amielado del que ahora hace gala, se podrán comparar al complejo buqué que desarrollará cuando la crianza en la botella haga su trabajo inexorable y eficaz. Definitivamente es un blanco para invertir y después guardar. (bartolome.sanchez@vinum.info) Bodega: Lusco do Miño. Alxen. Grixo. 36448 Salvaterra do Miño (Pontevedra) Tel. 986 658 519 Precio previsto por unidad: 12 € Variedades: Albariño. Número de botellas: 2.000 Salida al mercado: otoño de 2004.